Cuando a una chancla le aparece un agujero en la suela es que está pidiendo su jubilación. Estas me las regalaron hace un montón de años y con ellas he pateado playas, rocas y ciudades; llevan mis dedos marcados y mis talones las han taladrado. Ahora les ha llegado su hora… aunque seguirán por casa, que aquí no se tira nada!!!
