Atardecer en San Juan

Domingo. Comilona familiar, paella para ser más exactos, regada con un vino blanco fresquito.
Después de semejante exceso hay que entrar a la agua a «bajarlo» todo, sí o sí…
San Juan distaba mucho de ser esa ola limpia que me gusta, con el mar un poco tocado que pone las cosas complicadas para el longboard. Pero bueno, un baño tranquilo, prácticamente solo, sin demasiadas expectativas. Y si encima cuento con Félix en la orilla, jugando con los contraluces, pues perfecto. No hay queja!! (pichar sobre las fotos para verlas en grande)

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