Cuando decimos que surfeamos con tablas clásicas queremos decir que lo hacemos con longboards que imitan a los diseños de los años 60. Pocas veces se tiene la ocasión de cojer una tabla de esa época, con un montón de años encima, echarle cera y meterse al agua.
Yo tengo la suerte de ser dueño de una Bilbo Surfboards de aquel tiempo, que uso muy ocasionalmente porque está colgada en el cuarto de estar de mi casa. El caso es que aprovechando una mudanza de piso la tenía aparcada en el garaje y ayer me apeteció surfear con ella.

– ¿Se puede surfear?
– Perfectamente
– ¿Es complicado?
– Si, bastante. Mucho más que una tabla «moderna-clásica».
– ¿Que es lo más dificil?
– Llegar con ella hasta la orilla, pesa como un demonio!!!

Y encima tuve la suerte de encontrarme con mi buen amigo Claudio, que tuvo a bien dispararme alguna fotilla. Gracias chaval!

¿Sabeis lo que es una tabla con poco rocker?¿plana?, pues es eso que veis en esta foto, que convierte los «takeoff» en una ardua tarea…

Esto es todo lo más cerca que estuve de la pica del tablón. Bueno, igual un poco más…

La «cucaracha», un movimiento clásico donde los haya, que proviene de haberse ido a la punta de la tabla y luego caerse hacia atrás. Un poco patético, lo sé.

La sensación de inercia con semejante peso es brutal.

Y aquí os dejo con un par de detalles del juguete. Para vuestra información, es un 9’6″ con un grosor que supera con creces las 3″. Es estrechita, sobre 22″, pero sobre todo, PESA!!!