Es broma. Pienso en hacer la crónica de lo que viví el sábado y si, pienso en todo lo que remé: para entrar, para remontar, para salir!! Una remada brutal para un sitio único donde me alegro infinitamente de haber ido, y donde obviamente pienso volver.

Amanecimos ahí mismo por la mañana y no llovía. Subidón porque las previsiones eran muy malas. Nos acercamos a desayunar unos churros a un bareto de Miño y cuando salimos de ahí ya estaba jarreando. Una lluvia que nos acompañó intermitentemente todo el día. Pero bueno, somos paisanos, no?? Pues no pasa nada.

La marea todavía no estaba baja del todo y aquello era un acto de fe. Yo no lo veía nada claro y todo el mundo me decía que era normal. Pues vale. Hicimos una fotona (Claudio, tenías que haber registrado el nombre) con un montón de tablas y un ambiente estupendo: gente disfrazada y risas generalizadas. Y después «Donde vas Vicente, donde va la gente», me puse a caminar detrás de todo el mundo, y poco después a remar entre una masa de tablones hacia no se donde…
Allá a lo lejos rompían las olas, pero era tan lejos que nunca llegué. Me acompañaba mi heredero, que tiene una experiencia aún escasa y del que estuve un poco pendiente. Así todo pillé varias olas, alguna especialmente larga. Muy larga!
Cuando aquello se empezó a quedar bastante vi romper unas izquierdas más en la orilla, y para allá me fuí. Sin duda fue un acierto porque me gustaron un montón. Izquierditas por las cintura, levantando con fuerza y muuuy largas. Perfecto, aunque después de media docena y con una remontada dantesca decidí salir. Vuelta a remar obviamente.

Foto: Dani Corripio

Mi cachorro no tuvo tanta suerte y se lo llevó la corriente rio arriba. Afortunadamente un buen samaritano subido en un SUP le indicó el camino de vuelta y llegó sin mayor problema; agotado pero bien.

El resumen: una ola curiosa, rara, larga, que cambia según sube la marea y con momentos de calidad.
El ambiente: insuperable, lo mejor sin duda. Ver a un tipo con chistera y paraguas correr una ola no se ve a diario, y a un cura de rodillas sobre la tabla soltando bendiciones tampoco. Un 10. La gente tiene ganas de divertirse y se nota. Todo el mundo lleva buen rollo y se palpa. Todo son buenas palabras y hechos, un gustazo de veras.
En fin, por supuesto que volveremos el año que viene, y algún día antes, a surfear el Pedrido igual también…
Gracias, gracias y más gracias por todo a la organización.

Fotona, gracias a Jesus Busto!!!