Era una señora adinerada que vivía en París hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Entonces se mudó al sur de Francia, cerrando a cal y canto su apartamento parisino. Nunca más volvió al mismo, aunque pagaba religiosamente la renta hasta su muerte, a los 91 años. Entonces, sus herederos abrieron la casa y se la encontraron tal y como había quedado 70 años antes; como veis en las fotos.
La historia es muy bonita, aunque su veracidad se puede poner en duda. Yo no le doy demasiadas vueltas, el apartamento es precioso y su estado, cuanto menos, curioso…
La señora en cuestión, que seguro que era estupenda!!!