Lo primero de todo decir que no soy un ávido lector. Quizá en mi juventud lo fuera, pero hace años que leer novelas no entra dentro de mis prioridades. Dicho esto cuando la gente de Libros del Asteroide me ofrecieron un ejemplar de Años Salvajes me lo tomé como un pequeño reto personal.
Las críticas que leí del libro eran muy esperanzadoras, y lo del Premio Pulitzer… es una buena entrada no cabe duda. Pero me apetecía leerlo como churfer, preocupado sobre todo por la traducción. Yo me manejo bastante bien con el inglés, tanto escrito como hablado, y es evidente que el inglés surfero tiene una jerga muy particular. Traducir un libro así no debe ser sencillo, pues la cantidad de «palabros», giros y expresiones son muchos, y contentar a todos los lectores no es tarea fácil. Bueno, pues tengo que advertir al público surfero en general que el trabajo es excelente. El lenguaje es cercano, correcto y muy, pero que muy acertado en el tono, «surfisticamente hablando». Mi más sincera enhorabuena a Eduardo Jordá, que fue quien hizo la traducción.
Por otra parte, la historia es estupenda. Una autobiografía de un tipo, William Finnegan, que ha tenido una vida muy intensa por medio mundo. Escritor muy comprometido, lleva el surfing en las venas desde niño, y ésta es básicamente su historia.
Todavía estoy reviviendo su juventud en Oahu, pero os repito que se lee muy muy fácil. Entretenida y amena, es verdaderamente una historia surfera sin los estereotipos que se suelen repetir en películas comerciales, absolutamente insoportables. Os recomiendo echarle un vistazo porque se que a muchos de los que pasáis por aquí os va a encantar.
Muy, pero que muy recomendable; ya me contaréis…