Lo de encontrarse un coche antiguo en un pajar no deja de ser un sueño recurrente. La historia de aquel que pasaba por un pueblo, paraba en una casa a preguntar una dirección y atisbaba un cacharrete bajo un trapo, en un tendejón:
– «Era de mi padre, que murió hace poco, y no sabemos que hacer con él porque no nos gustan los coches viejos…»
La contestación y el resto de la historia os la podéis imaginar.
El otro día estuve en la finca de un amigo y me encontré esta pequeña joya en una esquina. Se trata de un Renault 4 Super, del año 73 en un estado más que decente. Volante con forro de la época y baca de aluminio completan un conjunto que me parece brutal, precioso.
Ah! el coche tiene dueño que sabe perfectamente lo que tiene, por si hay algún espabilado…