A los que (todavía) nos gusta el longboard nos suele molar el rollito de ir suave en la tabla. De disfrutar e intentar olvidarse un poco de los movimientos bruscos. Cuidar un poco el estilo y tratar de emular a los clásicos.
Dentro de todo esto nos queda el tema del noseriding. Una vez que nos movemos bien sobre la tabla, cruzando los pies como es debido, empieza a entrar la cosilla de ir hasta la punta y volver. Y coño, que difícil es!!!
Cuando empezamos a probar, nos comemos la cabeza y acabamos cayendo de la moto «mi tabla no sirve». Entramos en internet y empezamos a ver tablas clásicas, con generosos volúmenes, cantos 50/50 y la cosa se nos empieza a desfasar: «con una tabla así, seguro que puedo hacer noserides como Dane Petersen».
La respuesta, lo siento por algunos, es NO.
El hábito no hace al monje, y la tabla no hace al surfista. Asi como está mas que claro que por llevar una tabla como la de Mick Fanning no vas a surfear como él, tampoco te creas que por llevar un 98 clasicote vas a marcarte unos noserides eternos. El tamaño de la tabla es importante, y por supuesto que su volumen también, pero la técnica y la práctica es fundamental.
Hacer noserides es mucho mas que irse a la punta. Es encontrar el momento para hacerlo; es leer la ola bien; es clavar el canto en la ola; es caminar sobre la tabla como dios manda; es aguantar en la punta; es volver hacia atrás…
Son muchas cosas que no con tener un tablón «clásico» conseguiremos. Cuando se os hunda la punta no penseis que es la tabla, pensar mas bien que no estais en el sitio de la ola correcto. La práctica es la madre de todas las ciencias, y de ésta también…
Un tablón grueso y clásico ayuda, pero no es «mano de santo».
Ah!, si alguien os dijo que el noseriding es fácil, me temo que os han engañado!
Articulo original de Julio del 2006
Más claro el agua mineral!!!