Los que surfeamos en la playa de Salinas en los años 80 recordamos perfectamente la Ford Transit de Arturo. Yo era un crío; veía aquella furgo sobreelevada, azul, con un arco iris pintado en un lateral, y sencillamente alucinaba. Era un sueño, una quimera, un «algún día tendré una furgo así». La imagen de Arturo en San Juan, mirando al mar subido en su furgo, era absolutamente icónica.

Al cabo de un tiempo el dueño se trasladó tierra adentro y aparcó la furgo en un prao, al «raso». Se pasó años ahí parada lloviéndole por encima y abandonada completamente a los elementos. Su estado era de abandono absoluto.
Fue Alvaro, un tipo con una visión de futuro y un valor fuera de toda duda, el que decidió hacerse con la furgo para restaurarla. No se como se puso en contacto conmigo, pero hablamos al respecto, me envió unas fotos del estado del vehículo, y tengo que reconocer que lo tomé por chiflado. A mi me parecía que aquello era irrecuperable.

Me equivoqué.

Entre las primeras y las últimas fotos hay cuatro años de diferencia. Cuatro años de mucho trabajo, muchos altos y bajos y mucho dinero obviamente. El resultado me parece increíble, impresionante. De veras que nunca hubiera imaginado que la furgoneta acabaría así, no puedo mas que darle mi más sincera enhorabuena. Me quito el sobrero, de verdad…